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La industria eólica y el medio rural andaluz
Por Juan Luis Muñoz Roldán


Actualmente están siendo autorizadas por la Consejería de Medio Ambiente cientos de industrias eólicas cuyos miles de aerogeneradores se levantarán en infinidad de sierras andaluzas. No hay precedentes en un perjuicio tan grave a la naturaleza, al paisaje y al desarrollo rural en nuestra Comunidad Autónoma. Nuestra intención con este artículo es informar sobre este aprovechamiento industrial, pues parece existir gran desconocimiento tanto en la opinión pública como en las propias Administraciones. Debido a la trascendencia del paisaje para una comarca como la Serranía y para una ciudad como Ronda, así como por el movimiento social contra los proyectos próximos a Ronda (se presentaron más de cuatrocientas alegaciones por parte de particulares, colectivos y asociaciones) nos ha tocado estar informados de lo que se nos puede venir encima.
 
La energía eólica es aquella generada por la fuerza del viento. Su aprovechamiento humano no es nuevo, tampoco para la generación de electricidad. Lo que es nuevo es la explotación empresarial mediante grandes centrales para vender los kilovatios a la red general, como el que vende aceite de oliva o zapatos. Con el desarrollo tecnológico y las subvenciones europeas para energías alternativas, muchas empresas del sector energético, algunas que cotizan en bolsa, han visto aquí un buen filón. Las centrales se instalarán allí donde la opinión pública y las autoridades sean más permisivas, donde haya menos información, también donde el suelo sea más barato y el aprovechamiento más rentable.
 
Una central eólica es una planta industrial compuesta básicamente por los siguientes elementos: aerogeneradores de 75 m. de altura con palas giratorias de 60 m. y góndola, red de caminos (uno por molino más los accesos), subestaciones eléctricas y líneas de evacuación (se suele proceder a expropiaciones posteriores para extender las líneas de alta tensión). Se están ubicando en divisorias donde se ha comprobado previamente que la intensidad del viento es rentable, aunque se pueden situar en campiñas y polígonos industriales como en otros sitios. La electricidad generada discurre a la red general hasta, por ejemplo Alemania o Marruecos, no es para el pueblo próximo; no es para tantas miles de familias, como de forma demagógica se dice por algunos promotores sino para el consumo y el gasto en general por industrias, servicios, etc. Todos necesitamos energía eléctrica, eso es innegable, pero al no haber planificación adecuada, las mismas industrias poseen o proyectan también centrales térmicas, hidroeléctricas, etc. Es un negocio simplemente, no va a reducir, como también se afirma, la emisión de gases tóxicos pues también se van a crear las otras centrales, como he dicho, y además, esta industria no es tan limpia, genera residuos y emite CO2.
 
Nadie está en contra de la energía eólica sino del impacto que causaría en determinadas ubicaciones; nadie está en contra de ningún negocio particular, no de beneficios económicos, sino de perjuicios a terceros en mayor número y cuantía que los beneficiarios. Estamos en contra del todo vale, del perjuicio sin remedio y muy grave al medio rural andaluz, donde viven cuatro millones de personas y donde numerosos proyectos de desarrollo se verían perjudicados. Estos son algunos de los argumentos que creemos suficientes para evitar este “desastre” y que constan en las alegaciones que obran en la Delegaciones Provinciales de Empleo y Desarrollo Tecnológico y en las de Medio Ambiente:
 
1.- Perjuicio al turismo de interior.- La implantación de plantas eólicas en nuestras sierras agrestes y típicas, a más de 1.000 m. s.n.m. causaría una contaminación visual sin precedentes, que perjudicaría al turismo, como ya se ha comprobado en otras zonas, en dos sentidos: menor afluencia de turistas a alojamientos y actividades en la naturaleza y desvalorización de fincas y proyectos colindantes. Sólo se benefician los propietarios de las sierras pues tanto las fábricas de componentes como los promotores no están en estas comarcas sino en Dinamarca o Madrid, por ejemplo. Tampoco se genera empleo pues las empresas vienen con el montaje preparado y luego todo el parque puede controlarse vía Internet desde muy lejos.
 
El caso más grave sería el de Ronda, tercer destino turístico de interior de Andalucía, visitada por más de 1.200.000 personas al año, con un sector turístico en crecimiento geométrico y base actual de su economía. Todos los foros y encuestas coinciden en un diagnóstico: el paisaje es el principal activo, factor clave de competitividad y desarrollo de este sector turístico. Parece increíble que Ronda esté recibiendo tantas alabanzas desde todo el planeta y que se permitiera este hecho.
 
2.- Efecto discoteca”.- Es aquel que sufren los habitantes por la proyección de sombras intermitentes causadas por las aspas giratorias cuando se disponen en línea el sol, los aerogeneradores y las viviendas. En Alemania, por ejemplo, es argumento suficiente para su no autorización en esas circunstancias pues causa molestias e incomodidades a los vecinos. Tampoco hay que olvidar el ruido generado; si no lo creen, dense un paseo por los campos eólicos de Tarifa. Se alega aquí contra actividad molesta para ciudadanos y visitantes.
 
3.- Perjuicio a elementos auxiliares de las producciones agrícola y ganadera.- Las mesetas y crestas calizas donde se ubican los proyectos son zonas de campeo de aves carroñeras, como el Buitre leonado (Gyps fulvus) y de presa, como el Aguila perdicera (Hieraetus fasciatus), entre otras. Las primeras limpian las explotaciones ganaderas de cadáveres que, de otra forma, supondrían un riesgo sanitario para los rebaños. Las segundas limitan las poblaciones de roedores y lagomorfos que, de otra forma, supondrían una plaga para los cultivos herbáceos y olivares próximos.
 
4.- Impacto sobre avifauna.- La instalación de los parques eólicos ocasionaría un desastre ecológico sobre la comunidad de aves, tanto sedentarias como migratorias, y tanto en espacios sin proteger como en los Parques Naturales. La provincia de Málaga cuenta con una gran riqueza de especies forestales, rupícolas y de montaña. De hecho, son varias las empresas de turismo de naturaleza que operan en la provincia guiando observadores de aves extranjeros en busca de especies mediterráneas. Por cierto, ya se ha denunciado que los primeros Estudios de Impacto Ambiental incluían listados de aves o copias de estudios ornitológicos realizados en otros lugares, de tal suerte que incluían garzas o patos en las dehesas y pastizales de Ronda. Ahora ya están haciendo algo pero en cualquier caso la Evaluación siempre resulta positiva...
 
5.- Impacto sobre suelo y flora.- Todo el arco penibético malagueño posee un elevado interés geológico, por la variedad, diferente antigüedad y procedencia de los materiales que lo componen; y esto le confiere una singular belleza. Las obras de construcción de caminos, de fijación de aerogeneradores, torretas de alta tensión, etc. a estas alturas, con fuertes pendientes y sobre la roca caliza, causaría unos destrozos sin precedentes, un impacto visual irreparable y una erosión muy grave. Llama la atención que un cabrero tenga dificultades para construir un camino para poder sacar cada mañana la leche y que se permitiera esto, y a una empresa foránea. ¿Dónde está el Desarrollo Rural sobre el que Europa lleva tanto trabajado?
 
6.- Impacto sobre el Desarrollo Rural.- La Serranía de Ronda es zona de objetivo prioritario en los Planes de Desarrollo Rural financiados por la Unión Europea. El CEDER Serranía de Ronda, en colaboración con la Consejería de Agricultura y Pesca, ha elaborado el Plan estratégico 2.000-2.006, plan consensuado por todos los agentes socio-económicos de la comarca y por la gestión del tercer programa Leader. En él, entre otras muchas cosas, se aboga por la conservación del paisaje como patrimonio natural y cultural, como elemento de identidad cultural de los 23 pueblos de la comarca y como fuente de riqueza a través del turismo rural y el desarrollo endógeno en general. Además, se está llevando a cabo una promoción de los productos agroalimentarios en base a la imagen de calidad que se ha proyectado. La industrialización de estas sierras y de esta manera, es completamente incompatible con el modelo de desarrollo rural que se considera óptimo para esta comarca; es más, pone en serio riesgo las perspectivas de futuro de las familias  que han apostado por vivir del campo y en los pueblos, y contribuye al abandono y la desertización, como las grandes obras hidráulicas.
 
Finalmente, vaya el mayor de los respetos para nuestros vecinos que han recibido una oferta multimillonaria por firmar, cuando su explotación ganadera les genera una baja rentabilidad. Pero esto, aunque tecnológicamente sea posible, no es permisible aquí. Insistimos, nadie está en contra de la energía eólica, sino en la explotación industrial y comercial de la misma a través de masivas industrias en las cimas de nuestras montañas, lo último que queda algo salvaje. Dejemos a futuras generaciones que puedan disfrutar del campo también.

Para aclarar el asunto mejor,  con otras palabras:

a)    Efectivamente, la energía eólica es una alternativa, el problema es dónde ubicar los aerogeneradores, cómo se explota y qué ahorro supone.

b)   Respecto al lugar de instalación, ¿por qué no junto a las grandes ciudades, en polígonos industriales pues industrias son y es allí  donde se concentra el mayor consumo energético?. Pues porque aquí es más rentable, el suelo es más barato y la población más pasiva y menos informada.

c)    Respecto a la explotación, ¿por qué no por entes o empresas municipales para abastecimiento local en lugar de por particulares para negocio?. Con una décima parte de los megavatios proyectados en la provincia de Málaga se abastecerían de sobra todos sus habitantes. Pues porque esto no es negocio, el lucro está en montar la central, cobrar la subvención y vender la electricidad a la red internacional.

d)   Respecto al ahorro energético y la reducción de contaminación, al no haber planificación energética estatal adecuada sino libre mercado, no van a frenar otras fuentes energéticas. Antes bien, están proyectadas nuevas centrales térmicas e hidroeléctricas, como se ha dicho anteriormente. Por tanto, la contaminación por estas actividades industriales seguirá aumentando, en cualquier caso, así como la lluvia ácida procedente de las centrales térmicas de la provincia de Cádiz, tanto las ya existentes como las nuevas.

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