Consta de dos plantas, en la baja existían dos dormitorios y la cocina, tenía un patio interior y adosado a éste, un corral para las vacas; la parte alta se dividía en otros dos dormitorios y varios compartimentos para guardar el grano.

En los alrededores del cortijo, crecían algunos nogales y otros frutales, que fueron talados hace unos 30 años; el único árbol sobreviviente de la masacre, es un maltrecho albaricoque junto a la entrada principal de la casa. La fuente del Colmenarejo regaba el huerto que estaba protegido por un cerco de piedras, se obtenían papas, tomates y unos excelentes pimientos. La economía que sustentaba a los moradores se basaba en la ganadería de caprino y lanar, de la que obtenían leche, lana y carne.

Siguiendo el arroyo que baja desde el huerto, en poco metros, se ubica en la ladera izquierda, la fuente del Moro, de rica y sabrosa agua, frente a la fuente, en la otra ladera hay una pequeña cueva llamada de los Esparteros, ya que aquí guardaban el esparto y se refugiaban los esparteros los días de tormenta. Sí subimos al Tajo de Pompeyo, nos sorprenderán sus vistas; en las navas de la montaña, se sembraba trigo.